El químico Álvaro Mombrú, decano de la Facultad de Química de la Universidad de la República, subraya en esta entrevista que en la actualidad la industria química tiene un valor estratégico muy importante. La Facultad de Química es el único servicio universitario dedicado a la enseñanza y desarrollo de la química en el país. Su misión es formar egresados y posgraduados capaces de resolver problemas de la sociedad en la que actúen. Trabaja en la creación del conocimiento a través de la investigación y apoya el desarrollo y fortalecimiento del sector productivo.
Por Revista Indufarma
Lic. Fiorella Schiavo
- Álvaro Mombrú, 55 años. Químico, Facultad de Química, PEDECIBA Química, 1991. Master of Philosophy, Universidad de Sussex, Reino Unido, 1994. Dr. en Física, PEDECIBA Física, 1999. Profesor Titular de Física, Facultad de Química, desde 2001. Director de Departamento entre 2003 y 2018. Director del Polo Tecnológico de Pando entre 2007 y 2012. Director del PEDECIBA, entre 2012 y 2018. Decano, Facultad de Química, desde 2018. Vicerector, Universidad de la República, desde 2018. Miembro de Número, Academia Nacional de Ciencias desde 2015. Coautor de 160 publicaciones, director de más de 15 proyectos, codirector de más de 15 posgrados culminados.
¿Cuántos alumnos tiene actualmente la Facultad cursando la carrera? ¿Y cuántos egresados hay en el país?
En el momento actual la Facultad cuenta con más de 1.200 estudiantes activos de la carrera de Químico Farmacéutico, estimándose el número de 1.100 egresados a la fecha. Venimos incrementando la matrícula de ingreso en todas nuestras carreras por tercer año consecutivo, habiendo aumentado 30% en 2021.
¿Qué evaluación hace de la deserción, cuáles son sus porcentajes y por qué se da?
Se estima una deserción aproximada del 50%. De todas formas, esta estimación depende del criterio asumido para la definición de estudiante activo. La emergencia sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19 agudiza la dificultad para definir cuantitativamente la deserción, ya que muchas actividades curriculares fueron postergadas y el propio calendario de los distintos semestres tuvo que ser adaptado en forma especial por esta circunstancia.
El devenir de la pandemia misma, con sus altibajos, desafía permanentemente nuestras previsiones de funcionamiento de forma más cercana a la presencialidad plena y de allí que la identificación de los casos de deserción no es tan clara en este contexto.
Históricamente, las razones principales de la deserción de estudiantes en la Facultad de Química han sido la disparidad de conocimientos y la motivación que tienen los estudiantes al inscribirse en la carrera.
Históricamente las razones principales de la deserción han sido la disparidad de conocimientos y la motivación que tienen los estudiantes al inscribirse en Facultad. La primera es muy dependiente de contextos geográficos y sociales, y la segunda puede implicar estudiantes vocacionalmente muy marcados para estudiar en alguna de nuestras carreras u otros casos en los que la inercia, o bien otras razones, pudieran incidir en su inscripción, pasando por toda la gama de grises en el medio.
Las situaciones más desfavorables son las más propensas a la deserción, sin olvidar la posibilidad de la existencia de razones en la vida personal de cada uno que puedan llevar a tomar la decisión de abandonar los estudios. De allí que nuestra Facultad, dentro de lo que es la Universidad, ha aplicado instrumentos como los cursos propedéuticos y el acompañamiento de estudios entre pares. Estas iniciativas de origen central y que la Facultad ya había visualizado como caminos de importancia para prevenir la deserción, se están desarrollando cada vez con mayor énfasis y, si bien es prematuro realizar evaluaciones, somos optimistas en que cumplirán un papel tan necesario como útil.
¿Qué herramientas de capacitación les brinda la institución a sus estudiantes, en virtud del rol que deben ocupar en un futuro próximo estos profesionales en el mercado laboral?
Además de todas las actividades de formación habituales que la Facultad de Química proporciona a sus estudiantes, orientadas a las diferentes áreas laborales de nuestros egresados, en estos momentos se están implementando herramientas innovadoras que buscan dar un salto de importancia en la enseñanza.
A instancias de la Facultad de Química se aprobó a nivel central en la Universidad de la República un llamado para la actualización tecnológica para la enseñanza de grado, y nuestra propuesta fue aprobada favorablemente junto con las de otros servicios universitarios.
La Facultad pondrá a disposición de todos sus estudiantes de grado un laboratorio centralizado para la realización de trabajos experimentales, para los cuales se está diseñando una operativa coordinada de forma que estos trabajos cumplan una actividad intensa y extensa. Este laboratorio, funcionará en el marco de la creación del Centro de Formación Integrada, en donde las funciones universitarias de investigación y extensión se integrarán con la enseñanza de grado a través del Programa Química Compensa, aprobado por el Consejo de la Facultad de Química.
Por medio de este Programa los estudiantes tendrán la oportunidad de incrementar en forma significativa las horas de trabajo de laboratorio en condiciones tecnológicas actualizadas, con énfasis en el desarrollo de cualidades importantes como trabajo en equipo, iniciativa, liderazgo, puesta al día en áreas temáticas de la profesión y comunicación de resultados. Este mecanismo es el escogido por nuestro consejo para contrarrestar los efectos negativos que la pandemia puede haber tenido sobre la formación de nuestros estudiantes. Con esta compensación, no solamente buscamos que nuestros estudiantes no estén en desventaja por los meses de no presencialidad, sino que procuramos que tengan un salto real en su formación, y que se consolide en el futuro con una formación completa y muy sólida.
¿Cuál es el desafío que supone ejercer el rol profesional de la química en un mundo en permanente transformación?
Precisamente la transformación permanente que experimentan las áreas del conocimiento que están relacionadas con la profesión, además de las que se verifican a nivel de aplicaciones, mercados y tratamientos de la población, son los desafíos más destacados que se deben afrontar. Sin embargo y luego de lo vivido en estos dos últimos años, esta respuesta debe complementarse con desafíos coyunturales emergentes que desde el punto de vista sanitario pueden amenazar a la población, como lo ha sido la pandemia del COVID-19.
Todo lo anterior constituye un escenario en el que nuestros profesionales deben moverse en ámbitos interdisciplinarios muy cambiantes, por lo que la solidez y versatilidad de su formación será muy importante en los años por venir. Para ello, la propia Facultad debe mantener e incrementar espacios de crecimiento que cumplan con esas características y de allí que tanto el ya citado Programa Química Compensa, que comenzaría a funcionar en marzo o abril de 2022, como el Programa de Educación Permanente, están pensados para, en etapas diferentes -uno mientras son estudiantes de grado y el otro, para nuestros egresados-, dotar de actualización a nuestros profesionales, permitiéndoles mantenerse vigentes y demandados por el medio.
En la Facultad de Química se desarrollan las carreras de Ingeniería Química, Ingeniería Química Metalúrgica, Química,
Química Farmacéutico Biológica y Química de Alimentos.
El Programa de Educación Permanente ha venido cobrando en esta década un énfasis muy importante para mantener a nuestros egresados actualizados y con fortalezas comparativas en su formación, lo que les permitirá mantenerse activos y con fortalezas disciplinares a lo largo de sus 30 o 35 años de ejercicio profesional. Para lograr estos objetivos, nuestra Facultad lleva adelante en forma constante la actualización de la oferta de educación continua todos los años. Dentro de sus posibilidades están la de brindar formación sobre temas específicos y de rápida emergencia, como ocurrió con COVID-19, en la cual se pudo dar respuesta interdisciplinaria con el apoyo de la Comisión Sectorial de Educación Permanente de la Universidad de la República.
¿Cómo trabajó la Facultad durante la pandemia? ¿Cómo llegó al estudiante, sobre todo aquel que recién empezaba? ¿Qué estrategias se elaboraron para seguir brindando una capacitación de excelencia?
Este período que comenzó el 13 de marzo de 2020 fue muy desafiante para todo el sistema educativo, a nivel nacional e internacional. Desde el punto de vista universitario, no fue una excepción a nivel mundial el cierre de actividades por tiempos prolongados. La Universidad de la República pudo mantener su actividad, mostrando liderazgo a nivel regional, en base a estructuras académicas previamente desarrolladas y que pudieron perfeccionarse rápidamente para brindar enseñanza no presencial en los momentos más complejos de la emergencia sanitaria.
Con base en un monitoreo permanente de la situación y trabajando colaborativamente con todo el entramado nacional que se movilizó por la pandemia, la Universidad emitió a través del rectorado comunicados con alta periodicidad, otorgando una visión informada y responsable sobre las actividades académicas que se podían llevar adelante según el momento y cuáles no se podían.
En ese marco, la Facultad de Química determinó el tipo de actividad que se podía desarrollar según las recomendaciones de rectorado, pero agregándole además un muy intenso y responsable esfuerzo de nuestro grupo de trabajo de protocolos, el que tuvo la crucial misión de aterrizar esos comunicados rectorales al contexto de nuestra propia realidad, la que es muy diferente a la de otras Facultades.
Este grupo de trabajo elevaba sus recomendaciones al Consejo de Facultad en forma permanente -aún lo hace-, constituyéndose en un ámbito fundamental de consulta y discusión, para el funcionamiento en este período tan difícil.
Por supuesto que, aunque a través de plataformas digitales la enseñanza en Facultad pudo ser llevada adelante, no sin el gran esfuerzo de todos -estudiantes y docentes-, no escapa a nadie la complejidad que tenía el desarrollo de actividades experimentales de laboratorio cuando los diferentes indicadores sobre la situación de la emergencia sanitaria eran adversos. Por esta razón y a partir del Programa Química Compensa, el Consejo de Facultad de Química entendió que podía revertir la situación provocada por las dificultades de presencialidad en este período y propone, a partir de comienzos de 2022, una batería de actividades experimentales a través de trabajos especiales en los que el despliegue de trabajo de laboratorio en sus diferentes facetas sea protagonista principal, en conjunción con la oportunidad del trabajo autónomo, coordinado en grupos muy pequeños, con creatividad, liderazgo y toma de decisiones. Esta estrategia innovadora desde el punto de vista de la enseñanza de excelencia enfocada hacia nuestros futuros profesionales, proporcionará la alternativa de desarrollo de habilidades que son muy importantes en el momento actual y lo serán cada vez más en el futuro.
¿Cómo decano de la Facultad, como ve el desarrollo de la industria química, que tiene que mantener una actividad fluida y regular, y cuál es el lugar que ocupa ésta a nivel nacional?
Dentro de lo que implica el futuro, la constitución a nivel nacional de una agencia de vigilancia sanitaria se visualiza como un tema impostergable y de enorme necesidad, ya que en ello va la sustentabilidad y futuro de nuestra industria y se volverá un requisito inminente para el país en algún momento.
Con esta institucionalidad, nuestros profesionales podrán participar de una forma más completa en iniciativas biotecnológicas de importancia, como las que ya se están verificando a nivel mundial y cuya tendencia solamente se incrementará en las décadas por venir, justamente aquellas en las que nuestros actuales estudiantes están llamados a participar e incidir laboralmente. Su capacidad para trabajar en emprendimientos con fuerte énfasis en tecnologías convergentes es nuestra preocupación y trabajamos en el fortalecimiento de su formación en ese sentido, y la instauración de la agencia de vigilancia sanitaria, será el instrumento fundamental para su operativa.
La industria química tiene un valor estratégico muy importante, tanto desde lo económico como desde lo estratégico, claramente evidenciado por todo lo vivido en la emergencia sanitaria y la proyección que se puede hacer sobre el futuro sanitario de la población ante desafíos que surgen y seguirán surgiendo. Es nuestro firme propósito que la Facultad de Química sea visualizada como un fuerte colaborador desde lo académico, lo formativo y lo prospectivo.