A partir de los años ‘90 el concepto de empresa viene incorporando crecientemente al cometido de la obtención del mayor beneficio para los accionistas, una concepción más amplia vinculada a la creación de valor compartido para promover el bienestar social, económico y ambiental de sus miembros, socios, clientes, proveedores y comunidad.
La presentación de información no financiera por parte de las distintas organizaciones a nivel global está creciendo velozmente en los últimos años por medio de los denominados Reportes de Sustentabilidad. Estos ayudan a las empresas de cualquier tipo a mejorar sus procesos dando a conocer a las partes interesadas sus prácticas responsables, así como identificando desafíos globales como cambio climático, pobreza y desigualdad. Los mismos promueven la transparencia y rendición de cuentas, fortalecen la gestión, el desempeño y la competitividad, contribuyendo a construir y mantener una buena imagen. Estas empresas materializan un conjunto de valores que son cada vez más tenidos en cuenta por inversores, consumidores y trabajadores.
A modo de ejemplo, a nivel europeo se han creado numerosas normas relacionadas con la información ambiental, social o de gobierno corporativo por parte de los distintos países. La publicación de Informes de Sostenibilidad está liderada por España, Italia, Francia, Alemania y Reino Unido.
Este proceso avanza con diferentes ritmos en todos los continentes y va camino a constituirse en una nueva barrera paraarancelaria. A modo de ejemplo, el Pacto Verde Europeo contiene una seria de exigencias en el comercio exterior vinculadas a la sustentabilidad (forestación, materia prima, embalajes y otras).
Reportes de Sustentabilidad y Reporte EBC
Se han creado diferentes marcos conceptuales para la redacción de informes de sustentabilidad corporativa entre los que se encuentran: Orientación sobre Responsabilidad Social (ISO 26000), Responsabilidad Social 8000 (SA8000), Certificación de Benefit Corporation (B Corp.) Global Reporting Initiative (GRI) y el Balance del Bien Común.
La Economía del Bien Común (EBC) es un movimiento que nace en Austria en el año 2010 y está soportada por un enfoque holístico cuyos conceptos se aproximan a los valores fundamentales de la Economía Social, la Economía Circular y la Economía Participativa.
El concepto central en relación con la economía es la sustitución de la búsqueda de acumulación de riqueza y la competencia como fines de la economía para sustituirlos por la búsqueda del bien común y la cooperación. El planteo de fondo es que el dinero pase de ser un fin en sí mismo a convertirse en un medio para alcanzar el bienestar de las personas y el planeta.
La EBC se apoya en cuatro valores centrales que ensamblados crean una base para que cada protagonista social evalúe su aporte al bien común: la dignidad humana, la solidaridad y justicia, la sostenibilidad medioambiental y la transparencia y participación democrática. En una empresa la herramienta para esta evaluación es el Balance del Bien Común.
Mediante una matriz (ver figura al final) todos los grupos de relación de la empresa (proveedores, propietarios y proveedores financieros, personas empleadas, clientes y otras organizaciones y entorno social) se relacionan con estos valores, obteniéndose rangos de puntuación de acuerdo con el compromiso de la empresa con el bienestar general. Dicho de otra forma, el éxito resulta del compromiso en la vivencia de esos valores en toda la organización. Existe un puntaje máximo de 1.000 para la totalidad del balance. Tanto el balance como el plan de mejoras son auditados por una tercera parte independiente.
Un estudio comparativo ha demostrado que el Balance del Bien Común es el que reúne la mejor adecuación a las características de transparencia, completitud, facilidad de uso, inteligibilidad para los destinatarios, evaluabilidad y comparabilidad, eficacia, verificabilidad, potencial para incentivos y visibilidad (Mandatory Reporting on Corporate Sustainability Performance, Short versión-IASS, POTSDAM, 2019).
En Uruguay ya existen tres empresas que han realizado el balance, mientras que una realizó un diagnóstico previo, lo cual demuestra que este enfoque tiene un enorme potencial para fortalecer el enfoque ético y competitivo de las empresas basados en valores de amplia aceptación universal y alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.