La mujer juega un rol fundamental en la evolución hacia estándares mundiales en la industria, su liderazgo y perspectivas son esenciales para impulsar el cambio y promover la igualdad de oportunidades, además aportan beneficios enriquecedores en la toma de decisiones empresariales.
Aunque las mujeres están escalando niveles de liderazgos alcanzando un 25 % en los comités ejecutivos a nivel global esto reduce en Latinoamérica a solo el 11 %, por lo que aún tenemos mucho trabajo por delante, lo que debe ser nuestro desafío para alcanzar la igualdad.
Tener una amplia gama de perspectivas y enfoques en una organización tiene varios beneficios tales como:
• Mayor innovación y creatividad. Al contar con diferentes puntos de vista, la organización puede generar nuevas ideas y soluciones innovadoras.
• Mejor adaptabilidad y agilidad: La variedad de ideas y enfoques permite una mayor flexibilidad y agilidad para ajustar las estrategias y aprovechar las oportunidades emergentes.
• Mejor toma de decisiones: La diversidad de perspectivas enriquece el proceso de toma de decisiones.
• Mayor comprensión del mercado: La diversidad de perspectivas puede ayudar a una organización a comprender mejor a su mercado objetivo.
• Aumento de reputación y atracción de talento: Las organizaciones que valoran y promueven la diversidad de perspectivas suelen tener una mejor reputación y son percibidas como inclusivas y progresistas.
En resumen, al aprovechar la diversidad de perspectivas que son propias de las mujeres, una organización puede obtener una ventaja competitiva al impulsar la innovación y la creatividad, aumentar la adaptabilidad y agilidad, mejorar la toma de decisiones, comprender mejor el mercado y atraer talento diverso. Estas ventajas competitivas pueden ayudar a la organización a destacarse en el mercado y lograr un mayor éxito a largo plazo.
Es importante para la sociedad que las mujeres asuman papeles de liderazgo en la industria porque estamos evolucionando hacia un mundo más inclusivo, donde la mujer ha logrado ser mirada como un aporte a la Industria.
La mujer ha logrado incluirse sin competir con los hombres, sino que, empoderándose en el conocimiento en las distintas áreas de desempeño, para poder ser tomada en cuenta y ser vista como un aporte a la industria, esa ha sido la principal lucha de la mujer, que ha ido logrando con mucho éxito.
La búsqueda del saber, de tener cada vez más conocimiento y estar actualizada, ha permitido a la mujer ser innovadora y ser un gran aporte a la sociedad en la industria reguladas como es el caso de la industria farmacéutica, donde ha podido participar en la confección, normativas, guías, y nuevas regulaciones.
La mujer posee habilidades blandas que la ayudan a asumir desafíos, riegos y a sociabilizar muy bien con sus empleados, aquí aparece la parte humana de la mujer, que no puede dejar de lado porque es parte de nuestra propia idiosincrasia.
Las mujeres líderes siempre están tratando de aprender y a su vez enseñar a los demás, el querer enseñar viene en nuestro ADN, ya que tenemos la gran tarea la de enseñar a nuestros hijos.
Por otro lado, las mujeres en el trabajo somos organizadas, ordenadas, valientes, nos gustan los desafíos, somo facilitadora del cambio y de la resolución de conflictos.
Las mujeres en posiciones de liderazgo tienen un efecto multiplicador, la exposición repetida de mujeres líderes mejora la autopercepción sobre nuestro poder y materializa la equidad de género.
Las mujeres en el trabajo somos organizadas, ordenadas, valientes, nos gustan los desafíos, somos facilitadora del cambio y de la resolución de conflictos.
En América Latina para desarrollar estándares mundiales en la industria farmacéutica por ejemplo, necesitamos mirarnos los unos a los otros, para ver cómo estamos trabajando y cuáles son los niveles alcanzados en la armonizar nuestras legislaciones, este trabajo lleva ya bastante tiempo, a través de la Red Panamericana para la Armonización de la Reglamentación Farmacéutica (Red PARF), donde la mujer ha tenido una gran participación y pero debemos avanzar con más velocidad, de tal manera que exista una mayor cantidad de Agencias Sanitarias nivel IV. Si se logra tener una regulación armonizada en
América latina, se podría lograr un mayor intercambio de productos de diferentes países en la región sin tantas trabas para su ingreso, el ideal sería entonces tener un nivel de calidad similar y exigencias armonizadas en toda América latina, similar a lo que se maneja en la comunidad europea, Estados Unidos o Canadá entre otros.
Sabemos que este es un tema complicado dado la gran diferencia en los niveles económicos de cada país. Si se logramos hacerlo, con la participación de hombres y mujeres en igualdad, podríamos entregar a la sociedad productos de alto estándar de calidad en la región.
Es importante para la sociedad que las mujeres asuman papeles de liderazgo en la industria porque estamos evolucionando hacia un mundo más inclusivo Para lograr mayor participación en roles de decisión de la mujer se requiere que las mujeres crean que somos capaces y que podemos ser líderes, que contamos con capacidades que muchas veces desconocemos y que
como profesionales podemos ser un aporte para nuestros países.
Debemos querer participar o buscar las instancias de participación. Si nos empoderarnos en el conocimiento en las distintas áreas que queramos participar, entenderemos que la mujer ya no tiene las trabas que tenía hace 20 años atrás y que podemos escalar posiciones nunca antes alcanzadas.
Necesitamos que las mujeres se crean capaces de ser líderes.
En la Industria farmacéutica, cada día más las mujeres ocupan cargos de mucha relevancia mucho más que en otras empresas.
Esto se debe por un lado a que la profesión farmacéutica la estudian en su mayoría de mujeres y la industria farmacéutica necesita estos profesionales en cargos técnicos por su preparación y conocimientos y por otro lado a que hay áreas en la industria donde el aporte de las habilidades de la mujer es muy importante, como son las áreas de control de calidad y acondicionamiento, donde trabajan mayoritariamente mujeres y se requiere de mucha precisión y dedicación.
La equidad de género puede contribuir al aumento de la competitividad de la región.
En América latina, también se está produciendo un cambio y los empresarios están creyendo y confiando en el trabajo y profesionalismo de la mujer, ven sus habilidades blandas como un aporte al negocio más que como una amenaza como se veía años atrás.
Aprecian la creatividad de la mujer y su aporte a la innovación, en muchos casos la mujer es el motor del cambio y la mejora de los procesos.
Por mucho tiempo existía el impedimento de contratar mujeres por su tema maternal, pero la mujer ha dado la lucha y ha sabido competir con esa desventaja desde el punto de vista empresarial.
La equidad de género puede contribuir al aumento de la competitividad de la región, aunque aún es muy pronto para llegar a una equidad de género total, porque hay factores que juegan en contra, primero la voluntad de cambiar de formas de pensar arraigadas por mucho tiempo de los empresarios que no ven un aumento de la competitividad ni mayor rentabilidad en sus empresas por el aumento de la mujer en ella. y segundo porque es la mujer la que debe ganarse los espacios sin tratar de competir con los hombres sino como ya lo dije, tratando de empoderase en el conocimiento para ganar los espacios y ser un referente necesario en las empresas y para muchas otras generaciones.
La equidad de género puede contribuir a un aumento de la competitividad en la región porque la inclusión de mujeres aporta la posibilidad de contar con una mayor diversidad y pluralidad en la gestión y toma de decisiones.
Como reflexión podemos decir que, aunque ha habido importantes avances en la región, como el aumento de la participación en el mercado laboral y la elección de mujeres presidentes en algunos países de Latinoamérica, pero aún persisten importantes desigualdades.
Por ejemplo, la participación laboral de las mujeres es significativamente menor, sus empleos de peor calidad y peor remunerados, trabajan más horas que los hombres en el cuidado de los hijos y en las tareas domésticas, están subrepresentadas en los niveles gerenciales en el sector público y privado, y sufren niveles intolerables de violencia en
sus relaciones de pareja.