Los cannabinoides son compuestos naturales aislados de la planta Cannabis sativa.
Los dos cannabinoides más conocidos son el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). El THC es el componente psicoactivo del cannabis, asociado al hecho de drogarse. Existe una abundante información sobre el THC y sus derivados, por lo que esta entrada del blog se centra en los cannabinoides menos conocidos, detalla sus principales beneficios identificados en la bibliografía
científica y profundiza en sus estructuras químicas.
Se ha producido un aumento exponencial de los productos comercializados que contienen CBD: aceites, productos de belleza y para el cuidado de la piel, agentes terapéuticos, bebidas, chocolates, gominolas e incluso premios para perros.
Esta entrada del blog no constituye un respaldo a ninguno de estos productos, y es importante señalar que el cannabis es ilegal en el ámbito federal y está clasificado como una droga de clase I.
Sin embargo, dado que la gente consume estos productos, que en su mayoría se comercializan como “suplementos dietéticos” y, por tanto, no necesitan la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, es primordial comprender su impacto en la salud humana.
Tendencias de la investigación sobre cannabinoides
Si tomamos el cannabidiol (CBD) como cannabinoide de referencia para analizar la investigación actual sobre las perspectivas terapéuticas de los cannabinoides, una búsqueda rápida en SciFinder n arroja menos de 5000 referencias.
En el gráfico de la Figura 1, se representa el número de documentos relativos a la aplicación terapéutica del cannabidiol (CBD) seleccionados por CAS por año de publicación (2000-2021). Estadísticas obtenidas de CAS SciFinder.
Un análisis más detallado de los resultados revela que los estudios clínicos en humanos suman menos de 200 documentos y que todos los estudios preclínicos (en animales, in vivo, in vitro, ADME e in silico) reúnen menos de 550 resultados.
Tal vez esto indique una oportunidad para que las compañías farmacéuticas, los fabricantes de cosméticos, las empresas de nutrición y otros negocios sigan avanzando en la investigación sobre los cannabinoides para el beneficio de la humanidad.
¿Cómo entran los cannabinoides en nuestro organismo?
Las principales vías de administración son cuatro:
• Respiratoria
• Sublingual
• Oral
• Tópica
Una de las formas más habituales de consumir cannabinoides es fumar la materia vegetal o vapear un aceite de cannabinoide, es decir, por inhalación. Por esta vía, cuando los cannabinoides llegan a los pulmones, se absorben rápidamente y se eliminan también con rapidez del organismo. La inhalación es el método más utilizado para el consumo de cannabis.
Otra vía de administración es la sublingual, que consiste en colocar bajo la lengua aceites o tintes que contienen cannabinoides para que estos se absorban directamente en el torrente sanguíneo. Esta vía hace que los efectos sean más rápidos y duraderos. Los cannabinoides también se pueden ingerir.
En este caso, el organismo metaboliza las formas comestibles, pero esto puede tardar bastante más tiempo en provocar los efectos deseados. También es posible usar cannabinoides en forma de sustancias de aplicación tópica como cremas, lociones, esprays, parches o bálsamos.
La absorción es el método preferido para el tratamiento de dolores musculares o problemas cutáneos. Los cannabinoides se absorben a través de la piel directamente en el torrente sanguíneo.
Si bien el THC es el cannabinoide más conocido, profundizar en el conocimiento de las estructuras químicas de los cannabinoides no psicoactivos —como el CBD, el CBG, el CBN y el CBC— y de sus efectos contribuirá a entender mejor el nuevo espectro de productos.
Tras el THC, el cannabidiol (CBD) es probablemente el cannabinoide más estudiado. El CBD se deriva directamente de la planta de cáñamo y no tiene actividad psicoactiva. La legalidad del CBD cambia constantemente y cada estado tiene su propia legislación al respecto, también en continua evolución.
La Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard defi ende que el CBD se puede utilizar para tratar la ansiedad, el insomnio, el dolor crónico, la artritis y las adicciones.
Pero hay algo más importante: el CBD es un componente de algunos medicamentos aprobados por la FDA para tratar enfermedades epilépticas infantiles graves (por ejemplo, Epidiolex). Los principales efectos secundarios del CBD son náuseas, cansancio e irritabilidad. Recuerde que los productos
que contienen CBD no están regulados por la FDA y pueden contener impurezas y concentraciones desconocidas. Por tanto, sea precavido y, cuando vaya a comprar productos con CBD, asegúrese siempre de que su procedencia es fiable.
Cannabigerol (CBG)
Aunque el CBG se descubrió en 1964, se utiliza menos que el CBD o el THC porque se encuentra en concentraciones muy bajas en la planta de cannabis. El CBG interactúa con los receptores cannabinoides del organismo, concretamente con CB1 y CB2.
Cuando el CBG se une a estos receptores, aumenta el nivel de los neurotransmisores que modulan la motivación, el apetito, el sueño, el placer y el dolor.
El CBG también puede afectar a la serotonina y los receptores adrenérgicos. Estos receptores también controlan los neurotransmisores. Debido al aumento de neurotransmisores que causa, el CBG a veces recibe el nombre “molécula de la felicidad”.
Se ha observado que el cannabigerol tiene efectos antibióticos y puede reducir la presión intraocular.
Cannabinol (CBN)
La planta de cannabis no sintetiza directamente el cannabinol; el CBN es un metabolito producto de la descomposición del THC. Cuando la materia vegetal se expone a oxígeno y tiempo, la concentración de CBN puede aumentar a medida que se produce la degradación del THC. El CBN es un sedante y,
como tal, ayuda a combatir el insomnio.
Aunque no se ha investigado en profundidad, algunos estudios han revelado que el cannabinol tiene efectos antibióticos, alivia el glaucoma y estimula el apetito. En ratones, se ha observado que el CBN retrasa el inicio de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Este prometedor compuesto ofrece a los investigadores numerosas oportunidades para buscar usos terapéuticos del CBN.
Cannabicromeno (CBC)
El CBC, derivado del CBG, ha demostrado tener potentes efectos antimicrobianos, especialmente en infecciones resistentes a otros tratamientos antibióticos.
Además, en algunos estudios realizados en ratas, se ha observado que el CBC también tiene efectos neuroprotectores que protegen el cerebro de las enfermedades neurodegenerativas (enfermedad de Alzheimer) e incluso estimulan la producción de nuevas células cerebrales.
El CBC tiene baja afinidad de unión a los receptores cannabinoides, pero sí se une al potencial receptor transitorio vanilloide 1 (TRPV1) y al potencial receptor transitorio anquirina 1 (TRPA1), de los que se sabe que afectan a la percepción del dolor. También se ha determinado que tiene propiedades
antineoplásicas. Hay pocos datos procedentes de estudios en humanos sobre el uso del CBC como agente terapéutico, pero las propiedades identificadas en la investigación preliminar invitan a seguir investigando.
El efecto séquito
Muchos productos del cannabis ofrecen CBD de “espectro completo”, lo que significa que, además de contener CBD, también pueden contener los otros cannabinoides descritos aquí, así como terpenos, aceites esenciales y THC (regulado) en una concentración máxima del 0,3 %. El uso de estos cannabinoides combinados para aumentar la potencia y la eficacia (en oposición a los efectos de cada sustancia química por separado) ha dado lugar a una teoría denominada “efecto séquito”. Sin entrar en demasiados detalles técnicos, en el mecanismo que se ha propuesto para el efecto séquito intervienen lípidos inactivos combinados con cannabinoides exógenos que aumentan la actividad de los cannabinoides endógenos (anandamida y 2-aracidonilglicerol). Aunque la investigación en esta área acaba de empezar, algunos estudios han obtenido resultados positivos en patologías como el cáncer, los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, los trastornos del movimiento y la epilepsia.
Perspectiva de futuro e impacto
Es posible que la mala reputación de los cannabinoides se deba a su asociación con la marihuana y a los efectos psicoactivos del THC y sus derivados. Las cuestiones legales pueden disuadir a los investigadores de seguir estudiando los cannabinoides; sin embargo, los estudios iniciales sobre los cannabinoides aportan datos contundentes que indican que estos compuestos podrían tener
beneficios terapéuticos, ya sea como componentes individuales o como activadores de los cannabinoides endógenos del organismo y mediante el denominado “efecto séquito”.
En esta entrada del blog hemos tratado algunos de los cannabinoides más conocidos, pero cabe recordar que ya se han identificado más de 100 y todavía quedan más por descubrir. Con suerte, la investigación continuada contribuirá a eliminar el estigma en torno a estas sustancias cannabinoides y permitirá aprovechar todo su potencial en el tratamiento de enfermedades debilitantes.
Esta nueva tendencia de investigación de las drogas de uso recreativo orientada a obtener beneficios para la salud no se limita a los cannabinoides; los psicodélicos como el LSD, el éxtasis y las setas alucinógenas podrían ser los siguientes en sumarse a la lucha contra la depresión y el TEPT.